Encuentro de Economistas Argentinos


UN PLAN ECONOMICO DE SALVACION NACIONAL

POR EL DR. EDUARDO R. CONESA (Ph.D.)


I.- Introducción.

La nueva orientación establecida por el Presidente Eduardo Duhalde de privilegiar a los sectores productivos como la industria y el agro por sobre el sector financiero y los servicios es sensata. La experiencia histórica universal desde la posguerra indica que el crecimiento de la productividad ha sido siempre mayor en la industria y el agro que en los servicios, y los países que más han crecido han sido los que supieron mantener un tipo de cambio realista para favorecer la exportación de productos industriales y agroindustriales por un largo período de tiempo.

Creo sin embargo que la mejor orientación del Presidente puede frustrarse si el Ministro correspondiente no la instrumenta adecuadamente. Remes Lenicov comete un error al aconsejar mantener la vigencia del dólar como moneda interna en nuestro país. Los países bien administrados tienen una sola moneda para sus negocios internos: la nacional. En nuestro caso, esa moneda debe ser el peso. Duhalde debería seguir el ejemplo de la acertada política que en 1933 adoptó el Presidente Roosevelt de los Estados Unidos, acompañado luego por el Congreso y la Corte Suprema de ese país, que eliminó la cláusula oro de las transacciones internas en favor de su propia moneda nacional, en este caso, el dólar. En nuestro país debemos desestimular el uso de la cláusula dólar en las transacciones internas dando siempre al deudor la opción de pagar en pesos al tipo de cambio vigente al tiempo del nacimiento de su obligación. Así, la desdolarización en nuestro país debiera ser uno a uno para todas las obligaciones en dólares estipuladas en la época de la convertibilidad. Mantener la exigibilidad de obligaciones en dólares para transacciones internas es la semilla del caos. Tanto más en un régimen de cambio flotante como finalmente parece ser la elección del Ministro Remes Lenicov para después de tres o cuatro meses con cambio fijo a 1.40 pesos por dólar. Es también muy costoso para el conjunto de la economía continuar con las obligaciones y derechos ligados a la cláusula dólar en un estado de indefinición como lo hace el proyecto de ley ómnibus del 6 de enero. La incertidumbre sobre lo que es se debe y lo que se tiene frena los negocios y provoca pobreza generalizada.

La economía argentina enfrenta la crisis mas grave de toda su historia y presenta hoy cinco grandes problemas, consecuencia ellos de la gestión de los gobiernos de Menem, Cavallo y De la Rúa. Esos cinco grandes problemas deben ser solucionados urgentemente: existe el peligro de la desintegración nacional. Esos problemas son el hiper-desempleo, la hiper-depresión económica, el default externo, el corralito de los depósitos bancarios, y la insolvencia de los obligados en dólares por operaciones internas a raíz de la devaluación sin previa pesificación completa, instrumentada por Remes Lenicov. Contra estos cinco fracasos, el modelo puede mostrar una sola carta de éxito. Solucionó el problema de la hiper-inflación en el decenio de los noventa. Pero algo estaba muy mal con la Convertibilidad, pues la mayoría de los países del mundo no tiene Convertibilidad y sin embargo consigue evitar la inflación, y lo hace sin necesidad de pagar el altísimo precio del hiper-desempleo, la hiper-recesión, el default y el corralito.

Con respecto al hiper-desempleo: si sumamos la tasa de desempleo más la de subempleo llegamos a más del cuarenta por ciento, que es el mayor índice del mundo. No hay país en todo el orbe que enfrente hoy día una situación tan grave y tan persistente de violación a un derecho humano básico que es el derecho a trabajar, consagrado en el artículo 14 de nuestra propia Constitución y en el 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948. El país generoso que ofrecía trabajo a millones de inmigrantes en 1900 se ha convertido, bajo el modelo de Menem, Cavallo y De la Rúa en el sórdido país de la emigración. Largas filas de argentinos pululan en los consulados de España, Italia, Canadá y Estados Unidos buscando visas para emigrar. El desempleo masivo del modelo deriva en una regresiva redistribución del ingreso donde los más pobres reciben cada vez menos. En el país de las mieses y el trigo, tenemos ahora mendigos y cirujas en todas las esquinas hurgando en bolsas de basura y brindando un espectáculo dantesco, jamás conocido en toda nuestra historia.

El segundo problema que enfrenta la economía argentina, consecuencia también de la política anterior equivocada, es el de la depresión económica. Es el de la continuada caída de la producción por cuatro años seguidos que la Alianza no ha pudo revertir porque no se atrevió a salir del modelo.

El tercer problema que nos legara el modelo actual, es un altísimo endeudamiento externo con pesados intereses que nos pone en estado de la cesación de pagos, y que se refleja en el elevado riesgo país superior a los cinco mil puntos básicos.

El cuarto problema es el corralito de los depósitos bancarios que fue la gota de agua que rebalsó el vaso, y provocó la rebelión de la clase media, los cacerolazos, la destrucción de la economía informal, y la caída del dúo Cavallo-De la Rúa y del efímero régimen de Rodríguez Saá. La implantación del corralito fue consecuencia de querer defender el uno a uno de la Convertibilidad.

Lamentablemente, al implementar la devaluación de los primeros días de enero de 2002, el ministro Lic. Remes Lenicov cometió el error de no desdolarizar por completo nuestra economía, manteniendo la vigencia de la modificación al Código Civil de Menem y Cavallo 1991. Ello traerá graves problemas de insolvencia a los deudores en dólares cuyas deudas no se pesificaron uno a uno, y trabará más aun la economía nacional.

El Presidente Duhalde enfrenta ahora el dilema de eliminar el corralito, pesificar completamente la economía, flotar el peso y reactivar por una parte, y por la otra, mantener el corralito y la hiper-depresión. En este último caso no podrá solucionar el problema de los cacerolazos que se le vienen encima, ni el problema del desempleo.

Estamos persuadidos de que a menos que el Presidente Duhalde tenga la visión de adoptar nuestro Plan Económico Alternativo, tendrá una suerte parecida a la de De la Rúa y Rodríguez Saá. Nuestro Plan es integral, tiene respuestas para todos los problemas, no contiene malabarismos monetarios, se funda en la experiencia de países exitosos, e importa un cambio de régimen económico con respecto a la Convertibilidad. Nuestro Plan permite salir exitosamente del Corralito, curar verdaderamente el desempleo, mantener los salarios reales y la estabilidad en el índice del costo de la vida, generar crecimiento económico, y arreglar simultáneamente el problema del default .

El país está jaqueado por los mercados financieros internacionales y locales que finalmente se han dado cuenta de la inconsistencia de "planes" como los 8 diferentes de Cavallo, o la tercer moneda de Expósito, o el pastiche de Remes Lenicov. El Plan de este último, reitero, adolece de la terrible inconsistencia de no desdolarizar por completo la economía argentina, pesificando solamente algunas deudas y otras no. Tuvo el coraje de pesificar uno a uno las tarifas de servicios públicos, pero mantiene el calamitoso régimen bimonetario de la convertibilidad. En el exterior están hartos de los malabarismos monetarios argentinos. También, y mucho más, lo estamos los argentinos. El Secretario del Tesoro de los Estados Unidos Paul O’Neill dijo en la cadena de televisión de CNN que la Argentina no necesita más fondos sino más inteligencia en su política económica. Esto es lo que no supo proveer ni Cavallo, ni Fernández, ni Machinea, ni López Murphy, ni Remes Lenicov. Después de estos ministros, muchos observadores se preguntan si nuestra economía no está siendo conducida por monos con navajas.


II.- Una solución global y simultánea.

Nuestro plan tiene cuatro objetivos, a saber, el pleno empleo, la mejora en la distribución del ingreso, el crecimiento económico, y la estabilidad de precios. Para el logro de estos objetivos centrales combinamos el fuego cruzado de cuatro nuevas políticas, la cambiaria, la monetaria, la fiscal y la política de ingresos. Esta paridad de objetivos e instrumentos es vital para el éxito de la política macroeconómica, tal como lo enseñara el premio Nóbel holandés Jan Tinbergen, laureado precisamente, por esta contribución. Los cuatro instrumentos de política apoyan coordinada y simultáneamente los cuatro objetivos, pero los instrumentos de las políticas monetarias y cambiarias apuntan más en esta etapa al crecimiento y al pleno empleo, y la nueva política fiscal y de ingresos al logro de la estabilidad de precios, con una mejor distribución del ingreso.

Partimos de un déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos del orden de los 10 mil millones de dólares por año. Este déficit es generado por la sobrevaluación cambiaria de nuestro peso. En términos matemáticos podemos afirmar que el déficit es función del tipo de cambio real. A más bajo tipo de cambio real corresponde un mayor déficit externo en cuenta corriente. A más alto tipo de cambio real, un menor déficit. Se trata de lo que los economistas denominamos una ecuación de comportamiento.

CC=f(TCR)

Por otra parte, la identidad fundamental de la macroeconomía nos dice que el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos siempre, al final, ex post, termina siendo igual al déficit fiscal más el déficit del sector privado. Una vez fijado el déficit en cuenta corriente entre 10 y 14 mil millones por obra del tipo de cambio real bajo, la suma del déficit fiscal más el privado, a la postre deberá igualar, necesariamente, a esa suma. Por eso los economistas decimos que la segunda no es una ecuación de comportamiento, sino una identidad:

CC=DF+DP

Por lo anterior, de nada valían los intentos de Machinea y López Murphy de atacar por la vía de la reducción del déficit fiscal (DF) pues ello significaría pasar el déficit del gobierno al sector privado (DP), que exhausto tendería a la quiebra y al desempleo. Ello redundaría en una caída del PNB de un 15% y en una reducción del déficit externo por la vía de una reducción del 50% de las importaciones, por falta de actividad económica. Pero ello provocaría un aumento secundario del déficit fiscal.

Y de nada valieron tampoco los intentos de Domingo Cavallo de reducir el déficit del sector privado (DP) mediante planes de competitividad, pues ellos significaban rebajas de impuestos, y devolverle el problema nuevamente al sector público y al déficit fiscal (DF). Todo ello sencillamente porque el déficit en cuenta corriente (CC) de la balanza de pagos, que es la madre de todos los déficit, continúa existiendo; está del lado izquierdo de la identidad, y es igual a 10 mil millones de dólares. Y es causado, repito, por tipo de cambio real (TCR) sobrevaluado de la primera ecuación.

Por ello, o se ataca el problema en su raíz, que es el tipo de cambio real, y se busca una reducción simultánea del déficit externo, del déficit fiscal y el aumento de la rentabilidad del sector privado, o no se consigue ninguna de las tres, ni reducir el déficit externo, ni el déficit fiscal, ni mejorar la rentabilidad del sector privado, ni obviamente, mejorar el empleo.


III.- Política monetaria y cambiaria para la reactivación y el pleno empleo.

La salida del corralito es urgente. Es vital. Pero ella no puede llevarse a la práctica mientras se mantenga la vigencia de las obligaciones en dólares para negocios internos. Esos dólares no existen. En efecto, uno de los mayores errores técnicos de los economistas de la Convertibilidad fue establecer encajes fraccionarios para los depósitos bancarios en dólares. Ello permitió multiplicar los depósitos en dólares por cinco, sin que existan los verdaderos dólares billete ni un Banco Central capaz de crearlos. Los responsables de esta estafa a la gente fueron el ex ministro Cavallo y todos los presidentes del Banco Central desde 1991 hasta el presente.

La vigencia de una economía de producción y pleno empleo que prometiera el Presidente Duhalde requiere bajar las tasas de interés internas al 7% anual y expandir fuertemente el crédito bancario a la producción y a las PYMES. Ello solamente puede hacerse técnicamente en un régimen de flotación cambiaria. No en un régimen de cambio fijo como propone Remes Lenicov. Por otra parte, no hay base técnica alguna para fijar el cambio en 1.40 pesos por dólar; se trata de un nivel arbitrario que solamente puede observarse a duras penas si se mantiene la hiper-recesión y el corralito.

En materia de política monetaria debe comenzarse por bajar las tasas de interés y expandir el crédito al sector privado y terminar con el llamado plan corralito o plan freezer. La gente no lo tolera. Por otra parte, dentro de la Convertibilidad actual es imposible dar redescuentos al sector privado productivo a tasas razonables. Por ello es que no hay mas remedio, si queremos combatir seriamente la hiper-recesión, que derogar completamente la Ley de Convertibilidad. Pesificando totalmente. No parcialmente como lo hizo Remes Lenicov. Los argentinos estamos ante una opción de hierro. Si mantenemos el régimen bimonetario, continuará el corralito, el desempleo y la agitación social hará estallar nuevamente a la Nación. En cambio, si salimos totalmente del bimonetarismo, estaremos en condiciones de flotar y dar una eficaz batalla al desempleo, caldo de cultivo de la agitación social y así podremos salvar a la Patria de su auto-destrucción.

Salir de la Convertibilidad no significa solamente devaluar; significa liberar al Banco Central de su obligación actual de vender dólares a razón de un peso por dólar. Así se protegerían las reservas del Banco Central. Impediríamos que el establishment extranjero que nos gobierna, vacíe el Banco Central. El precio del dólar no lo debe determinar la Ley de Convertibilidad, ni otro decreto, sino las leyes de la oferta y la demanda, como se hace en los países civilizados. A tal efecto se necesita un decreto de necesidad y urgencia firmado en Acuerdo General de Ministros que diga simplemente lo siguiente:

Artículo 1.- Abróganse las leyes de Convertibilidad N 23928 y N 25445 a partir de las cero horas del día de mañana. El valor de las divisas extranjeras en el mercado de cambios será el determinado por el libre juego de la oferta y la demanda. El Banco Central se abstendrá de vender divisas y se limitará a preservar, y llegado el caso, a acrecentar sus reservas de divisas y otros activos externos. Siguiendo instrucciones escritas del Ministerio de Economía, podrá morigerar las fluctuaciones diarias, respetando siempre la tendencia del mercado.

Artículo 2.-A partir del día de mañana todas las obligaciones internas en dólares, o en monedas extranjeras, podrán cancelarse en pesos a su vencimiento, a opción del deudor, al tipo de cambio vigente al tiempo de la contratación de la obligación. Se entiende por obligaciones internas aquellas estipuladas entre partes residentes en el país.

Artículo 3.- Abrógase el Decreto 1570/2001 que establece restricciones para los retiros de dinero en efectivo de los bancos a partir del tercer día de la sanción del presente decreto. Los plazos de los depósitos quedan de pleno derecho prorrogados adicionalmente por los días de vigencia del decreto 1570/2001

Artículo 4.-Deróganse los artículos 4, 5 , 6 y 11 de la ley N 25561 y abróganse las leyes N 25.345 y 25413 sobre obligatoriedad de pagos con cheque o cuentas bancarias.

Inmediatamente después de derogado el bimonetarismo y el corralito, nuestro equipo tiene preparadas 40 medidas adicionales que diseñan un nuevo régimen económico argentino, sin malabarismos y sin ideas raras, cuyo propósito será obtener simultáneamente el pleno empleo, el crecimiento económico y la estabilidad de precios. Se trata de un régimen económico similar al de países civilizados como Australia y Canadá, o si se quiere, también Brasil y Chile mejorados.

La flotación del peso argentino, solucionaría el problema de competitividad que tiene la economía argentina. Inmediatamente se destrabaría el MERCOSUR y crecerían enormemente las exportaciones al Brasil; los industriales se percatarían de que conviene producir en el país lo que antes se importaba; se daría de esta manera un fuerte impulso a la sustitución eficiente de importaciones y al empleo. El restablecimiento del MERCOSUR y la solución inmediata de todos nuestros conflictos con el Brasil, es una de las razones por las cuales nuestra economía reaccionará favorablemente a nuestro plan económico.

El modelo no solamente sobrevaluó el peso, sino que estimuló la proliferación de las deudas internas en dólares debido a la reforma del Código Civil de 1991. Esto determinó una situación anómala que no existe en casi ningún país del mundo, donde la gente gana su salario en pesos, pero las deudas están en su gran mayoría, estipuladas en moneda extranjera. Se generó así un problema de descalce en el sector bancario puesto que, en caso de depreciación de nuestro peso, la gente no podría pagar las hipotecas en dólares de los departamentos, ni las prendas de los automóviles. Esta originalidad, esta peculiar rareza del sistema monetario y bancario de la convertibilidad, contribuye a elevar enormemente nuestro riesgo país. Este sistema único en el mundo, de nula consistencia técnica, fue ideado o mantenido por Cavallo, Fernández, Pou, Machinea y Maccarone, y lo preserva lamentablemente Remes Lenicov, con su desdolarización a medias.

Pero no paran aquí los problemas de la dolarización de las deudas internas del modelo. Con la reforma del Código Civil, que es ahora mantenida por Remes Lenicov, se abrió también la puerta a la proliferación de los depósitos bancarios en dólares. Los depósitos bancarios, como es bien sabido, están sujetos a la ley del multiplicador de los depósitos, que todos los economistas conocen. Por ejemplo, si hay 10.000 millones de dólares en billetes verdes circulando en la plaza de Buenos Aires que se depositan en los bancos para ganar un interés, los bancos vuelven a prestar estos dólares en sucesivas rondas de depósitos y préstamos, y se termina con una masa de depósitos en dólares de 50.000 millones. El multiplicador de los depósitos en dólares es muy alto porque la filtración hacia el uso del dólar billete en las transacciones diarias es muy escasa. El problema con esta masa de dólares creada artificialmente consiste en que el Banco Central no puede emitir dólares en caso de corridas bancarias. Por ello afirmamos antes que Cavallo, Fernández, Pou y Maccarone crearon así un tembladeral jurídico-económico que adiciona varios cientos puntos a nuestra ya alta tasa de riesgo país. Así se explica que la Argentina, por obra y milagro de estos "genios" económicos de la Convertibilidad, tenga un riesgo país mucho más alto que Colombia, por ejemplo, un país en plena guerra civil. Precisamente, para evitar este problema con el multiplicador de los depósitos, es que todos los países con cerebro en su conducción económica desalientan el uso de depósitos en moneda extranjera en sus bancos por parte de sus ciudadanos comunes.

Al no haber Banco Central capaz de emitir dólares para responder por esos depósitos generados de la nada, el modelo debió recurrir a tres remedios de dudosa conveniencia. El primero fue en el establecimiento de altos encajes para responder con ellos a eventuales retiros de depósitos. Pero altos encajes significan también altas tasas de interés internas, lo cual ahoga la producción.

Por otra parte, ante la ausencia de un verdadero Banco Central que otorgue redescuentos en caso de corridas bancarias por el retiro de los depósitos en dólares, las autoridades estimularon la extranjerización de la banca privada argentina, con la esperanza de que las casas matrices de los bancos extranjeros radicados en el país, hagan el papel del Banco Central, y provean de los consiguientes dólares. Infortunadamente, ésta es una mala solución, puesto que los tribunales de alzada del Estado de Nueva York han sentado jurisprudencia en el sentido de que los bancos norteamericanos en países extranjeros sólo están obligados a devolver los depósitos en dólares en la moneda local al cambio oficial. De ello resulta que la extranjerización de nuestra banca, que es un subproducto de la convertibilidad de 1991, no tiene sentido. Se trata de un error más del modelo. El tercer remedio desastroso a estos tremendos errores técnicos ha sido el corralito. Ante la imposibilidad de los bancos de devolver los depósitos en dólares Cavallo y Remes Lenicov prohibieron a gente que retire su dinero. El corralito como decíamos antes arrasó con los gobiernos de De la Rúa, y de Rodríguez Saá. Ahora amenaza tumbar al de Duhalde.

Dentro de nuestro plan no hay necesidad del corralito porque todo se pesifica. Igual que los todos créditos, todos los depósitos en dólares, también deberían transformarse en pesos a la tasa de 1 a 1. Como los pasivos bancarios deben ser igual a los activos, los bancos no deberían tener problemas con nuestra propuesta. Si la gente quiere convertir sus ahora depósitos en pesos, en pesos billete, no hay problema con nuestra propuesta, pues el Banco Central puede prestar pesos a los bancos para que devuelvan sus depósitos. Al ver que existe su dinero, los depositantes se quedarán tranquilos y los dejarán en el banco. A los depositantes que quieran dólares, los bancos les dirán que los deberán comprar en el mercado libre de cambios.

Si Remes Lenicov hubiera adoptado nuestro plan, los cinco millones de votantes endeudados en dólares hubieran pasado a aplaudir su accionar. El 90% de la gente hubiera estado a favor de la salida de la convertibilidad, si la pesificación hubiese sido completa.

Para los pequeños ahorristas en dólares, nuestro plan alternativo también tiene su ventaja. A los depositantes en dólares en el sistema bancario argentino se les daría la opción de recibir pesos a la tasa de uno a uno, o alternativamente bonos en pesos de los bancos, indexados con el índice del costo de la vida con más un interés real del 6%, que es un interés muy alto para un bono indexado. Y garantizado, además, por el Estado. Esto asegurará al pequeño ahorrista el mantenimiento de su capital en pesos para que eventualmente pueda usarlo para consumir en el país. Como estamos seguros de que no habrá inflación en el índice del costo de la vida dentro de este plan, el costo para la Nación de la indexación será nulo.


IV.- Política fiscal anti-inflacionaria.

El mantenimiento de la estabilidad de precios internos y los salarios reales puede técnicamente lograrse si existe un fuerte superávit primario en las finanzas públicas y un congelamiento de las tarifas de servicios públicos y combustibles. En estas condiciones, la rebaja substancial de tasas de interés reducirá los costos de producción de las empresas y permitirá compensar por el alza de costos en los insumos importados

La flotación cambiaria y el mayor valor del dólar plantea el peligro del resurgimiento de la inflación. Por ello se impone establecer como antídoto anti-inflacionario, un conjunto de medidas tendientes a reducir a cero el déficit del Estado, adelantando en cinco años el cumplimiento estricto de la ley de responsabilidad fiscal. Para esto, se requiere restablecer plenamente los aportes patronales a todas las empresas, sean concesionarias de servicios públicos, o sean empresas industriales o agropecuarias, o de servicios en general. Pero sin recurso a la deducción del IVA como propuso Cavallo en su plan de parches. Esto no será doloroso para las empresas puesto que el costo laboral en dólares habrá bajado enormemente con la flotación cambiaria. Se requiere también volver atrás con la reforma previsional de 1994 que quitó al fisco mas de cuatro mil millones de pesos anuales de los aportes de los trabajadores equivalentes al 11% del salario. Se requiere también suprimir todos los reintegros y subsidios a las exportaciones dado que la flotación cambiaria compensa con creces el retiro de estos beneficios. Corresponde también eliminar todos los subsidios a la promoción industrial puesto que la verdadera promoción estará dada ahora por crédito barato y abundante al 8% anual a las industrias y la protección aduanera implícita de más del 100% que surgirá de la flotación cambiaria, amén de la eliminación de la sub-facturación de importaciones. Si a todo lo anterior agregamos un derecho de exportación de un 10% a las materias primas sin valor agregado, para estimular la manufactura nacional de ellas, veremos cómo se genera un incremento de la recaudación fiscal, o un ahorro de gastos, del orden de los 21 mil millones de pesos. Esta fundamental cura a la hemorragia fiscal permitiría reducir a cero el déficit del gobierno, y aún contar con un considerable superávit, lo cual es el antídoto necesario para la inflación. Por otra parte, este plan permite pagar religiosamente los 1364 millones de pesos mensuales pactados con las provincias, y además refinanciarles las deudas al 7%. Para el mediano plazo, nuestro plan contiene además toda una batería de medidas aderezadas a hacer más eficiente al Estado y a lograr la idoneidad en la función pública.


V.- Política para la deuda externa.

El superávit fiscal así generado confrontará sin embargo con el crecimiento de los pagos de intereses por la deuda pública en dólares. La flotación cambiaria pondrá de relieve la imprudencia del enorme endeudamiento externo que promovió el modelo de Menem-Cavallo Dentro de nuestro plan económico la deuda pública en dólares en manos de acreedores residentes en el país se pesifica. Se paga en pesos convirtiendo los dólares a la tasa de uno a uno y con un interés del 7%. La deuda externa en manos de residentes en el exterior se debe renegociar. El tema deberá ser discutido a fondo en el Congreso. Es lo que establece el artículo 75 incisos 4 y 7 de la Constitución Nacional.

Un economista estadounidense que nos visitara hace algunos meses en Buenos Aires, Allan Meltzer, ligado al Partido Republicano de los Estados Unidos, ha sostenido que el Fondo Monetario Internacional debería recomprar la deuda externa argentina en el mercado a una fracción de su valor, y a su vez, el gobierno argentino debería arreglar el problema de la deuda directamente con el Fondo Monetario mediante una fuerte quita, rebaja de tasas y extensión de plazos. Es una variante de las muchas posibles soluciones al problema de la deuda externa creado irresponsablemente por el modelo. El mismo modelo que vació a nuestro Ejército de sus cañones, que vació Aerolíneas de sus aviones, y que la llevó a la quiebra. Es el mismo modelo que vació al País de sus empresas del Estado vendiéndolas a precio vil a favor de otros Estados con mayor capacidad de gestión, y pretendiendo disimular el engaño con el atractivo nombre de "privatizaciones".


VI.- Política de ingresos anti-inflacionaria.

No solamente se trataría de apuntalar la estabilidad en el índice del costo de la vida mediante el equilibrio fiscal y la prohibición de emitir dinero para financiar al Gobierno. Proponemos un segundo apuntalamiento de la estabilidad de precios en defensa del salario real, por medio de la misma desdolarización que propusimos antes. Así como una familia que compró un departamento con un crédito hipotecario en dólares podrá repagar su crédito en pesos a la tasa de uno a uno en los mismos plazos fijados originalmente, así también las concesionarias de servicios públicos podrán ser pagadas por sus tarifas, hoy estipuladas en dólares, en pesos a la tasa de uno a uno. Igualdad de trato y nuevo Código Civil para todo el mundo. Acá coincidimos plenamente con Remes Lenicov. O sea que las empresas concesionarias deberán mantener las mismas tarifas actuales hasta que una ley del Congreso reglamente la toda la cuestión tarifaria conforme a los marcos regulatorios que prescribe el artículo 42 de la Constitución Nacional. Esto reforzará la estabilidad de precios.

Otra razón por la cual no habría inflación, sería nuestra propuesta de política petrolera. En los Estados Unidos, a principios de siglo, para establecer la competencia, se partió al monopolio de la Standard Oil de New Jersey en un gran número de empresas. El propósito de las autoridades de ese país era introducir la libre competencia entre ellas para beneficiar al consumidor, ya que la competencia induciría rebajas de precios. En el caso de nuestro país, encontramos mucho más práctico establecer por decreto un precio del crudo igual al que regiría en condiciones de libre competencia. En ella, la economía enseña que el precio debe ser igual al costo marginal de producir petróleo en nuestro país. Pues bien, ese es el precio del crudo que regiría si se lanzara este plan económico. Este precio competitivo lo estimamos en veinte pesos el barril. Este nuevo parámetro permitiría bajar los gastos de nafta y gas-oil para beneficio de la gente. Al ejecutar esta nueva política de precios competitivos en el sector petrolero, estamos en la línea de Yrigoyen y Perón que defendieron el principio de que el petróleo existente en nuestro subsuelo y en nuestra plataforma submarina es para beneficio de los argentinos, y no fuente de renta para monopolios extranjeros. Esto, por otra parte, es lo que estipula la Constitución Nacional al incorporar a su seno el Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales de los Pueblos, firmado en Nueva York el 19 de diciembre de 1966, cuyo artículo 1.2 establece que "todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales" y que "en ningún caso podría privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia". El Estado cuenta además con los poderes que le confiere la ley de hidrocarburos N 17319, la que le permite regular las exportaciones e importaciones de crudo, y por esta vía controlar el precio interno del mismo. Incidentalmente, con el precio interno del petróleo reducido y los beneficios de la flotación cambiaria, Aerolíneas Argentinas volverá a ser rentable y podrá entregarse a capitales nacionales y a su personal para que sea administrada con la eficiencia que no supo proveer el Estado español. Como el 9 de julio de 1816, refirmaríamos así nuestra independencia económica de España, esto dicho con el mayor de los respetos hacia la Madre Patria, a quien los argentinos ayudamos después de su guerra civil, cuando los españoles se morían de hambre, y el mundo les hacía el vacío.

A esta altura, debe estar claro que este plan económico alternativo se inspira la defensa del interés de los trabajadores y empresarios argentinos. Con este plan económico de pleno empleo la Argentina se pone de pie. Estoy seguro que serán los trabajadores, tanto los de la pluma como los del martillo, los más honestos y seguros seguidores de la bandera azul y blanca que Belgrano nos legó. Todo el mundo tendrá trabajo. Dentro de este plan no hay necesidad de reducir los salarios reales, ni bajar las jubilaciones futuras, excepto las de verdadero privilegio. Pero se necesitará que por un período de dos años, hasta que se consiga el pleno empleo, las centrales de trabajadores no pidan aumentos nominales de salarios, para asegurar que ellos no se trasladen a los precios. Por el contrario, dentro del modelo inaugurado en 1991 había que bajar salarios, jubilaciones y aumentar el desempleo. Con nuestro plan necesitamos primero consolidar el pleno empleo. Luego con el crecimiento económico y el aumento de la producción vendrán los aumentos en los salarios reales. Se trata de un plan económico consistente y serio que al comienzo necesita del patriotismo, del esfuerzo y del trabajo de todos los argentinos. Así podremos consolidar la estabilidad de precios. Esta propuesta de política consensuada de ingresos es una razón adicional por la cual no habría inflación. Esta ausencia de inflación en el índice del costo de la vida es precisamente el factor reasegurador de que no bajarán los salarios reales.


VII.- Lo más importante: el pleno empleo.

La batalla más importante que debería dar el gobierno actual es la batalla contra el desempleo. Menem prometió solemnemente en la campaña electoral de 1995 aniquilar el desempleo, y no pudo cumplir su promesa. Tampoco De la Rúa en su truncado mandato. Ello se debe a que ambos se abrazaron al becerro de oro de la Convertibilidad. Entendemos que el primer deber de un buen gobierno es asegurar que todos tengan trabajo. Nunca aferrarse al fetichismo de los becerros de oro. El desempleo humilla. El trabajo dignifica. Con el plan que proponemos, la victoria en la guerra contra el desempleo está asegurada. Tenemos al menos once poderosas razones para ello. Por razones de brevedad solamente citaré dos.

La primera y fundamental radica en que con la flotación cambiaria se reducirá el costo laboral en dólares a la mitad, por lo menos. Pero las materias primas y partes importadas serán más caras en dólares. Esto hará que los empresarios encuentren ahora más conveniente emplear más trabajo nacional porque será más barato en dólares. Y menos materias primas y partes importadas, porque serán mas caras en la misma moneda. Es decir, que haríamos lo contrario de lo que hizo la ley de convertibilidad de cambio sobrevaluado, que encareció artificialmente el trabajo nacional, y abarató las partes importadas. Como el empresario siempre busca reducir costos, su comportamiento en el sentido indicado está garantizado por las leyes mismas de la economía. A los pocos meses de inaugurado este Plan veríamos como se incrementa fuertemente la demanda de trabajo por parte de las empresas. También debemos enfatizar hasta correr el riesgo de parecer reiterativo, que la disminución del costo salarial en dólares, no implica disminuir el salario real en pesos, que es el salario que interesa a los trabajadores, por la sencilla razón de que no habrá inflación en el índice del costo de la vida. La segunda razón del crecimiento del empleo, radica en que habrá crédito abundante a bajas tasas de interés para las empresas privadas productivas, particularmente paras las PYMES.


VIII.- La alternativa de política económica que la Argentina necesita.

El Dr. Cavallo había prometido en marzo del 2001, que si era reconvocado por el Presidente De la Rúa, haría que el país crezca inmediatamente al 10% anual. Sin embargo, se demostró incapaz siquiera de hacer bajar el riesgo país. Mera precondición para que su modelo genere un raro crecimiento sin empleo. Su fracaso provocó la caída del Presidente de la Rúa. Su fracaso es el fracaso de la Convertibilidad. No se engañe el Presidente Duhalde. Cavallo continúa todavía presente en la política económica argentina por la vía del corralito. Si Duhalde quiere tener éxito, debe salir del corralito de inmediato. De lo contrario será arrastrado por el vendaval que volteó ya a dos presidentes. El será el tercero. Las falencias del regresivo modelo del corralito, de exclusivo beneficio para unos pocos, son evidentes. El anticuado modelo colonial del patrón oro sin oro de Menem, Cavallo y de la Rúa, que vació al país y lo endeudó hasta ponerlo de rodillas estaba destinado a fracasar. Todo ello estaba escrito. El pueblo pide ahora su reemplazo completo a gritos. Incluso la eliminación de sus últimos vestigios, el corralito y el bimonetarismo.

Nuestra propuesta ha sido largamente estudiada por el Encuentro de Economistas Argentinos. Constituimos un equipo donde participan numerosos otros profesionales. Nuestra propuesta contiene lo más avanzado de las prácticas macroeconómicas del mundo. Sus partes se complementan, como en un mecanismo de relojería. Es realista. Tendrá la confianza internacional que no logró atraer Cavallo. Tengamos fe en que el nuevo Presidente Duhalde lo haga suyo mediante de un decreto ley que dé el puntapié inicial de este plan económico alternativo, y así salve a la República del caos y la desesperanza causado por la Convertibilidad y sus sombras que aun rondan, la dolarización, el corralito y el bimonetarismo.